23 jul 2005

Reforma del Estado. Elogio a la inteligencia de la democracia

José María Marchionni-Sebastián López Calendino.
El día 12 de agosto de 1997, en el Auditorio del Centro Cultural Borges, se llevó a cabo la jornada anual sobre «EL ESTADO Y SU REFORMA EN AMÉRICA LATINA Y ARGENTINA», organizada por los profesores del Departa­mento de Humanidades de la Universidad de San Andrés.
El tema de reflexión propuesto por la unidad académica convocante se desarrolló en dos paneles.
El primero trató de la «Reforma del Estado y Sociedad en América Latina» y estuvo a cargo de los profesores: Jorge Domínguez, invitado especial, por la Universidad de Har­vard, Juan Carlos Torre, del Instituto Torcuato Di Tella y de la Universidad de San Andrés, coordinados por Carlos Strasser, profesor de UDESA y FLACSO.
El segundo panel versó sobre «Reforma del Estado y Socie­dad en Argentina» y fue integrado por los profesores: Guillermo Calvo de la Universidad de Maryland, José Nun del Inst. Univ. Patricios, Roberto Martínez Nogueira por la UBA y Gustavo Beliz por la Universidad Austral.
La reunión se inició con la disertación del profesor DOMÍNGUEZ-cubano de nacimiento y norteamericano de forma­ción académica- presentado por el profesor Strasser como uno de los latinoamericanistas más prestigiosos del mo­mento. Comenzó su exposición señalando que los problemas de la región, en esta materia, no son exclusivos de ella. A fin de ilustrar su afirmación citó como ejemplos la co­nocida crisis que desató la aprobación del presupuesto en Estados Unidos, los sonados casos de corrupción registra­dos en Italia y Japón, las drásticas medidas económicas adoptadas en Alemania y Tailandia, etc. Consecuentemente concluyó que es universal el choque de las Instituciones del Estado lo cual no solo resulta normal sino que, en algunos casos, puede ser hasta beneficioso. Asimismo aclaró que a su entender no existe una receta mágica para el diseño del Estado. No obstante ello advirtió sobre la importancia de que las reformas del mismo se realicen en el marco de la democracia y de una manera gradual. Sobre esto último, destacó el peligro que significa que por la ansiedad de mejorar se socaven las débiles estructuras del Estado de las todavía incipientes democracias latino­americanas. Respecto de la democracia indicó que es útil para organizar al Estado en el momento de la transición económica. En apoyo de este aserto se refirió al denomi­nado «milagro económico» chileno bajo el régimen de Pino­chet colocándolo en su justo lugar, recordando la abrupta caída del PBI, el shock bancario y las políticas irres­ponsables en materia de tasas. De allí que, con funda­mento en los datos analizados, concluyó que a partir de la demo­cracia el desempeño económico fue mejor que du­rante el gobierno autoritario. En este marco, también destacó la importancia de la oposición como principal ga­rantía del futuro económico y de la estabilidad democrá­tica. «La oposición», dijo, «es lo que permite la conso­lidación de las medidas económicas y la democracia». No obstante ello reconoció que históricamente los regímenes democráticos latinoamericanos no han manejado bien las políticas ma­croeconómicas.
Desde otro punto de vista se refirió a las reformas con­stitucionales latinoamericanas las que, en su opinión, en la mayoría de los casos tuvieron resultados limitados y en otros directamente negativos. En este sentido cali­ficó a la Constitución de Brasil de un verdadero «monstruo jurídico» y a la de Colombia y Perú de irrele­vantes para resolver los problemas de esos países. Llamó la atención sobre el hecho de que, la reelección presi­dencial, presente en casi todas ellas, fue nefasta para la popularidad del reelegido. Sin perjuicio de ello su­brayó la incorporación de algunas instituciones, como ser: En la reforma de la Constitución Colombiana, la Fis­calía General, (que esta por adoptar Chile); en la reforma de la Constitución de Brasil la Ley Electoral Brasilera y en general, las medidas tendientes a dotar de transparen­cia a la financiación de las campañas electorales de los partidos políticos y las destinadas a combatir la corrup­ción administrativa por la vía de reducir la discreciona­lidad de la administración. Ello así en el convencimiento de que la corrupción no sólo es un problema de virtud de los gobernantes, sino también, es cuestión del diseño de instituciones competentes para eliminarla o cuando menos reducirla.
Resumiendo, las principales proposiciones del profesor DOMÍNGUEZ, fueron que:
-Los defectos del Estado Democrático no son exclusivos de América Latina.
-Las reformas económicas estructurales son más eficaces cuando se hacen en un medio democrático.
-La reforma del estado no es viable si la oposición no participa en su diseño.
-La reforma constitucional no es decisiva para la Reforma del Estado.

Cedida la palabra al profesor TORRE anunció que iba a ha­cer una exposición espontánea sobre la anterior. Así pues, para éste panelista las palabras del orador prece­dente constituyeron un «elogio a la inteligencia de la democracia». Para TORRE la inteligencia de la democracia es la capacidad que ésta tiene para resolver problemas públicos. Hecha esta aclaración, para TORRE, DOMÍNGUEZ rehabilitó en el marco de la celebración de la democracia a la política. Según TORRE, la democracia se encuentra asediada por dos concepciones de la política que él cali­ficó de «cientificista» y «moralista». Definió al «cientificismo» como aquella creencia por la cual la po­lítica debe estar en manos de los que saben y al «moralismo» como aquella otra visión para la cual la po­lítica debe estar en manos de los buenos. Una y otra con­cepción aisladamente tomadas dejan poco margen de manio­bra para la democracia que se caracteriza esencialmente por la incertidumbre. Además rescató de los pensamientos expresados por DOMÍNGUEZ que estos discurrieran en el plano de las instituciones y de la responsabilidad, como así también, la sugerencia de moderación y sobriedad que se desprenden de los mismos.
Por último se refirió a la nueva agenda de reformas que se denominan de segunda generación y que abracarían as­pectos institucionales y de sustantividad. Puntualiza que no hay justificación teórica que explique porque fueron primero unas y después otras. Pero aduce que las de pri­mera generación dejaron una hipoteca que pesa sobre las que se pretenden emprender ahora. Concluye diciendo que la reflexión de la inteligencia de la democracia nos lleva a pensar en la sustentabilidad que logre reinsertar sectores que fueron relegados por las reformas anteriores lográndose así una más justa redistribución del poder.

El segundo panel se inició con la exposición del econo­mista Guillermo CALVO, quien dijo que no se terminó con la primera ronda de reformas y que existen muchos proble­mas para terminarlas. Ello así en el entendimiento que el gobierno esta muy limitado como para hacer política eco­nómica. En este sentido, apuntó que es muy difícil hacer macroeconomía activa con la herencia de la deuda externa que debe afrontar nuestro país. Por último se refirió a la vulnerabilidad de nuestra economía dada por su depen­dencia de factores externos, que no pueden ser manejados por quienes tienen a su cargo la adopción de decisiones en materia económica. Esta es una de las consecuencias de la globalización sobre este aspecto.
A continuación hizo uso de la palabra MARTÍNEZ NOGUEIRA quien aludió a la Reforma del Estado y como afecta la ca­pacidad de gestión estatal, (tema de la segunda generación de reformas). Distinguió sobre el particular tres etapas. La primera, que tituló «de AJUSTE», se caracterizó por las crisis fiscales, la reducción del gasto público y el deterioro de la capacidad de gestión del estado, sin sus­tento teórico. La segunda, denominada «de REESTRUCTURACIÓN», se caracterizó por los procesos de privatización y desregulación. Se citaron como sustentos teóricos refe­rentes empíricos, (por Ej. La experiencia de Nueva Zelan­da). Se modifica el diseño del aparato del Estado pero no se modificó su capacidad de gestión, la obvió. La ter­cera y última etapa «de TRANSFORMACIÓN» no apunta tanto al diseño como al comportamiento del Estado, le interesa más los procesos que las estructuras. Finalmente propuso como criterios para modificar el funcionamiento del Es­tado los siguientes: 1) Modificar las instancias de parti­cipación de la sociedad, 2) Modificar la cultura organi­zacional del sector público, 3) Mejorar la capacidad de organización de las demandas dirigidas al Estado.
Por su parte BELIZ habló de la Reforma del Estado y la cuestión social. Organizó su exposición en torno a tres cuestiones: 1) ¿Que es hacer política social hoy en la Ar­gentina? ; 2) Redefinir el concepto de pobreza; 3) ¿Quién representa al Estado?
Definió a la política social como aquella que focaliza su acción sobre los más necesitados suponiendo la redistri­bución de ingresos con criterios más universales. Observó que en la Argentina actual se aumentó el gasto público social pero disminuyó su rendimiento, es decir, en su en­tender, se ajustó por el lado de la calidad no de la can­tidad. También destacó, como un aspecto a corregir que, en materia de política social hay ofertas rígidas y de­mandas flexibles. Adujo que existen nuevas formas de po­breza que no fueron acompañadas por cambios en el escena­rio institucional que las contuvieran y les dieran debida respuesta. Lamentó el serio problema que constituye la falta de información para encarar políticas sociales. En orden a salvar esta deficiencia sugirió como propuestas necesarias para revertir la situación descripta: reali­zar un recosteo de capacidades operativas, elaborar un presupuesto social, crear incentivos para la transparen­cia e incorporar mecanismos de mercado, (por ej. En el ám­bito de la vivienda).
Para terminar José NUN abordó el tema desde el punto de vista de la Reforma del Estado y la política. Su exposi­ción estuvo orientada a develar el componente ideológico que se esconde detrás de la discusión de las técnicas económicas que presuponen la temática tratada.

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